
Me cansé. Me cansé de vivir algo sin sentido. Los días se me hacen más largos y trágicos. Entiendo que este es un juego que sólo hay que jugar. Pero me rindo. No lo quiero jugar. Quiero abandonar, salir de esta partida que parece nunca terminar. Pasaron días, meses, pero todavía no logro comprender las reglas. No entiendo su jueguito. Quiero irme, hacer mi vidad, y que no me importe nada. De todas las palabras que escuché, jamás me creí ninguna, e hice bien. De todos los consejos que dí, ninguno fue utilizado, y es molesto. La equivocada siempre parezco ser yo. La única que comete errores, pero soy la única que los reconoce y trata de cambiar. Nadie se da cuenta de que soy un reflejo de sus propias equivocasiones. Un paso esencial sería reconocerse. Pero nadie se reconoce acá, nadie se hace cargo de lo que es. Pensé rebajarme, pero esa no es la solución, más que seguir siendo quien soy, con mis defectos y virtudes, y que el tiempo se encargue del resto.
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